Porque hace falta valor para enfrentarse a la ciencia

viernes, 23 de octubre de 2015

PERFIL DE INVESTIGADOR

  Juan Manuel Escudero: cuando una decisión marca una vida

Juan Manuel Escudero Baztán (Pamplona, 10 de junio de 1970) me recibe con una sonrisa de disculpa. “Me ha surgido un imprevisto y tengo que enviar un mail. Será solo un momento, perdona”, me dice. Y lo le excuso, como es natural. Estar ocupado las 24 horas del día es parte de ser investigador. Mientras, aprovecho para observar su despacho. Es sorprendente cómo en un lugar tan pequeño pueda haber tantos libros. Cubren cada centímetro de pared, se apilan sobre la mesa y cuando Escudero se gira en su silla para finalmente atenderme, le separa de mi una auténtica barrera de obras cuidadosamente colocadas al borde del escritorio. Pero lo que más sorprende, es que todos los títulos tienen algo en común: el Siglo de Oro de la literatura española. No en vano, es responsable de las Comedias de Calderón dentro del GRISO, el Grupo de Investigación del Siglo de Oro de la Universidad de Navarra, una entidad fundada en 1990 por Ignacio Arellano y que cuenta con cierto peso dentro de este ámbito de estudio.
Al poco de comenzar a hablar con él, me doy cuenta de la suerte que tengo de tenerlo delante rodeado de tanto papel aurisecular. “En realidad, cuando empecé la universidad, no pensé en dedicarme a la filología. Me encantaba, pero creía que debía hacer algo más serio. Así que comencé derecho, pero no tardé ni un semestre en darme cuenta de que me aburría”, confiesa riendo. Una rectificación a tiempo, por fortuna, porque no son pocas las contribuciones de Escudero a su campo.
Graduado por la Universidad de Navarra en el año 1993, obtuvo una beca para realizar un máster en Artes en Canadá, en la Universidad de Otawa, donde tuvo la oportunidad de comenzar a investigar. No obstante, regresó a su Pamplona natal para doctorarse 'cum laude'. “Siempre tuve claro que quería investigar, pero Ignacio Arellano es realmente quien tiene la culpa de que haya llegado hasta aquí. Me ofreció la oportunidad de realizar la tesis con él y por ello acabé dedicándome al Siglo de Oro, que es un periodo apasionante y muy productivo”, explica. Como investigador ha publicado catorce monografías y ediciones críticas, además de obras conjuntas con otros profesionales, varios artículos en revistas especializadas y reseñas. También es subdirector de la revista académica Anuario Calderoniano (ACAL), una publicación dedicada monográficamente al estudio de la vida y obra de este autor que está muy reconocida en todo el mundo y que cuenta con el sello de calidad del Gobierno de España. Sin embargo, su actividad a lo largo de los años se ha ido complementado con sus ponencias en congresos y seminarios tanto a nivel nacional como internacional, como los que ha participado en los últimos meses: uno en Nueva Deli, otro en Amsterdam y otro en Varsovia.
No obstante, los viajes a los que le obligan los congresos son uno de los inconvenientes de ser investigador, según Escudero. “Tienen una parte buena, pero también se hace duro estar fuera de casa tan a menudo, sobre todo cuando tienes hijos pequeños”, afirma. Otra de las desventajas, según él, es la dificultad que tiene su trabajo para desconectar. “No es un trabajo normal, en el que cuando acabas tus ocho horas, sabes que ya has terminado. Cuando investigas, el trabajo te absorbe, porque siempre hay algo más que hacer, y si no tienes cuidado, tienes el peligro de obsesionarte”. A pesar de ello, reconoce que la vida del investigador da la oportunidad de poder trabajar sobre “aquello que te apasiona”, teniendo libertad de actuación y pudiendo adaptar los horarios laborales según las propias necesidades. Para él, la investigación es un trabajo creativo, muy parecido a contar una historia, a escribir una novela, y que le proporciona una gran satisfacción.
Recostado en la silla de su despacho, Escudero se queda pensativo y sonriente ante mi última pregunta. “¿Un reconocimiento a mi trabajo que haya sido especialmente importante para mí? Probablemente, el reconocimiento que más ilusión me ha hecho fue cuando, tras presentar mi tesis doctoral, recibí una carta escrita por Fernando Lázaro Carreter felicitándome por mi estudio. Siendo yo tan joven, fue todo un honor”, recuerda orgulloso. Y no es para menos, cuando Lázaro Carreter es una eminencia en el mundo de las Letras y el director de la Real Academia de la Lengua entre 1991 y 1998.
Actualmente, Juan Manuel Escudero se encuentra realizando una edición de los autos sacramentales de Lope de Vega encargada por el Ministerio y para la cual ha recibido una subvención. “Es un tema interesante, aunque la verdad es que la calidad de estas obras de Lope de Vega no siempre es tan buena como a lo que estamos acostumbrados. Por ello, hay veces en las que disfruto mucho del encargo, y otras en las que no tanto. Pero al final, si trabajas para otros, debes adaptarte a lo que te piden”, explica.
Respecto al futuro de la investigación de la Literatura, Escudero considera que aún queda mucho por hacer. "Vivimos en un mundo en el que estamos asistiendo al divorcio entre las letras y la sociedad. Pero, concretamente la literatura del Siglo de Oro es un pozo sin fondo de posibilidades, y todavía quedan por estudiar muchas obras con las que nadie se ha atrevido todavía". Una perspectiva alagüeña en un contexto en el que, definitivamente, parece que las Humanidades están de capa caída. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario