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jueves, 8 de octubre de 2015

PRÁCTICA 1: Noticia científica

La evaluación y tratamiento de las afasias da un paso adelante

Los investigadores proponen una nueva metodología de estudio de un trastorno del lenguaje que afecta a unas 350.000 personas en España


 Los investigadores María Benedet, de la Universidad Complutense de Madrid, David Caplan, del departamento de neuropsicología del Hospital General de Massachusetts de la Harvard Medical School, y María Jesús Redal, del Centro de Rehabilitación del Lenguaje, han presentado recientemente una nueva metodología para la evaluación de los trastornos del lenguaje en tres etapas diferenciadas. Este nuevo procedimiento, a pesar de que contradice la costumbre general de los especialistas de comenzar lo antes posible la rehabilitación, posibilitará no sólo un reconocimiento más exhaustivo del trastorno concreto que sufre el paciente, sino que a través de los métodos de estimulación verbal que se llevan a cabo durante el estudio, se podrán diseñar programas dirigidos especialmente a cada persona que sufra una pérdida o trastorno de la capacidad de comunicarse.
   Esta nueva propuesta llega en el Mes Internacional de Sensibilización de la Afasia, un problema que afecta en España a cerca de 350.000 personas y que es diagnosticado cada año a unas 25.000. La afasia, consistente en una pérdida o trastorno del habla a causa de un daño en la corteza cerebral, es producida comúnmente por ictus, traumatismos craneoencefálicos o tumores cerebrales. Se puede manifestar de diferentes maneras dependiendo del área del cerebro que haya resultado dañada, existiendo seis grandes tipos de afasia: de Broca, de Wernicke, transcortical motora, global, anómica y de conducción.

El método
La metodología propuesta por Benedet, Caplan y Redal busca entender cómo es el proceso de conocimiento de un paciente concreto con afasia. Un segundo objetivo es comprender hasta qué punto este proceso de conocimiento afecta a los trastornos del lenguaje de dicho individuo y las posibles estrategias que se pueden llevar a cabo para combatirlos, así como hacerse una idea de la manera en que procesa el lenguaje dentro del marco general de su sistema de conocimiento de la realidad. Para ello, se llevan a cabo tres fases que emplean distintos tipos de test de evaluación neurolingüística.
   En la primera etapa, busca explorar el funcionamiento de los medios principales y secundarios que el cerebro del paciente tiene para procesar la información que recibe. Para concretar los defectos del lenguaje que se presentan, se lleva a cabo una prueba conocida como Test de Boston, que facilita la descripción y clasificación del trastorno que sufre el individuo. Sin embargo, esta mera clasificación no basta, ya que la mayoría de los pacientes no encaja plenamente en ninguno de los tipos de afasias existentes.
   La segunda etapa, por tanto, trata de buscar los defectos que se producen en cada uno de los componentes del lenguaje, es decir, el nivel léxico o de vocabulario, morfológico o de estructura de las palabras, y oracional o de formación y comprensión de discursos, con el fin de definir una base para el diseño de un tratamiento. Benedet, Caplan y Redal proponen con tal fin el empleo de un procedimiento conocido como “Evaluación Neurolingüística de las Alteraciones del Lenguaje” (ENAL), un conjunto de 28 test consistentes en diferentes tareas presentadas auditivamente o por escrito y que buscan una respuesta oral o escrita. Cada test tiene en cuenta factores como la frecuencia de uso de las palabras o la longitud de las mismas, por ejemplo.
   La tercera etapa, finaliza el proceso explorando detenidamente cada uno de los defectos resultantes de la anterior prueba. Así, mediante un estudio diseñado de manera específica para cada paciente, se pueden localizar cuáles son las causas concretas de su afasia y, en consecuencia, elaborar un programa de rehabilitación personalizado. Los experimentos realizados para comprobar esta propuesta han obtenido resultados satisfactorios para los investigadores.
   Esta metodología supone un avance en el tratamiento de las personas afásicas al ofrecer un seguimiento adecuado a cada variación de los seis bloques de este trastorno, facilitando así la progresiva mejora de aquellos que sufren este angustioso mal.

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