La evaluación y tratamiento de las afasias da un paso adelante
Los investigadores proponen una nueva metodología de estudio de un trastorno del lenguaje que afecta a unas 350.000 personas en España
Los
investigadores María Benedet, de la Universidad Complutense de
Madrid, David Caplan, del departamento de neuropsicología del
Hospital General de Massachusetts de la Harvard Medical School, y
María Jesús Redal, del Centro de Rehabilitación del Lenguaje, han
presentado recientemente una nueva metodología para la evaluación
de los trastornos del lenguaje en tres etapas diferenciadas. Este
nuevo procedimiento, a pesar de que contradice la costumbre general
de los especialistas de comenzar lo antes posible la rehabilitación,
posibilitará no sólo un reconocimiento más exhaustivo del
trastorno concreto que sufre el paciente, sino que a través de los
métodos de estimulación verbal que se llevan a cabo durante el
estudio, se podrán diseñar programas dirigidos especialmente a cada
persona que sufra una pérdida o trastorno de la capacidad de
comunicarse.
Esta
nueva propuesta llega en el Mes Internacional de Sensibilización de
la Afasia, un problema que afecta en España a cerca de 350.000
personas y que es diagnosticado cada año a unas 25.000. La afasia,
consistente en una pérdida o trastorno del habla a causa de un daño
en la corteza cerebral, es producida comúnmente por ictus,
traumatismos craneoencefálicos o tumores cerebrales. Se puede
manifestar de diferentes maneras dependiendo del área del cerebro
que haya resultado dañada, existiendo seis grandes tipos de
afasia: de Broca, de Wernicke, transcortical motora, global, anómica y de conducción.
El método
La
metodología propuesta por Benedet, Caplan y Redal busca entender
cómo es el proceso de conocimiento de un paciente concreto con
afasia. Un segundo objetivo es comprender hasta qué punto este
proceso de conocimiento afecta a los trastornos del lenguaje de dicho
individuo y las posibles estrategias que se pueden llevar a cabo para
combatirlos, así como hacerse una idea de la manera en que procesa
el lenguaje dentro del marco general de su sistema de conocimiento de
la realidad. Para ello, se llevan a cabo tres fases que emplean
distintos tipos de test de evaluación neurolingüística.
En
la primera etapa, busca explorar el funcionamiento de los medios
principales y secundarios que el cerebro del paciente tiene para
procesar la información que recibe. Para concretar los defectos del
lenguaje que se presentan, se lleva a cabo una prueba conocida como
Test de Boston, que facilita la descripción y clasificación del
trastorno que sufre el individuo. Sin embargo, esta mera
clasificación no basta, ya que la mayoría de los pacientes no
encaja plenamente en ninguno de los tipos de afasias existentes.
La
segunda etapa, por tanto, trata de buscar los defectos que se
producen en cada uno de los componentes del lenguaje, es decir, el
nivel léxico o de vocabulario, morfológico o de estructura de las
palabras, y oracional o de formación y comprensión de discursos,
con el fin de definir una base para el diseño de un tratamiento.
Benedet, Caplan y Redal proponen con tal fin el empleo de un
procedimiento conocido como “Evaluación Neurolingüística de las
Alteraciones del Lenguaje” (ENAL), un conjunto de 28 test
consistentes en diferentes tareas presentadas auditivamente o por
escrito y que buscan una respuesta oral o escrita. Cada test tiene en
cuenta factores como la frecuencia de uso de las palabras o la
longitud de las mismas, por ejemplo.
La
tercera etapa, finaliza el proceso explorando detenidamente cada uno
de los defectos resultantes de la anterior prueba. Así, mediante un
estudio diseñado de manera específica para cada paciente, se pueden
localizar cuáles son las causas concretas de su afasia y, en
consecuencia, elaborar un programa de rehabilitación personalizado. Los experimentos realizados para comprobar esta propuesta han obtenido resultados satisfactorios para los investigadores.
Esta metodología supone un avance en el tratamiento de las personas afásicas al ofrecer un seguimiento adecuado a cada variación de los seis bloques de este trastorno, facilitando así la progresiva mejora de aquellos que sufren este angustioso mal.
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